jueves, 10 de febrero de 2011

...

Perdóname por portarme mal cuando fuimos a visitar las ruinas de la casa en que naciste. Perdóname por haberte pegado, aunque fuera una niña todavía lo recuerdo. Perdóname por no subir contigo a lo más alto del volcán para  ver amanecer el día de año nuevo…
 Por favor, perdóname por no estar en casa el día que decidiste ir a visitarme, perdóname por ignorar el mensaje de tu hija (ya sabes, el pozo). ¡¿Por qué tuviste que coger frío por mi culpa?! Si al menos hubieras llegado a ver por dentro  mi casa nueva… Eso fue el detonante de tu ida y me siento culpable. Me enfadé contigo por no dejarme estar delante, me enfadé con todos porque te hicieron caso y me mandaron a casa, me enfadé conmigo por obedecerles como si fuera una  imbécil. ¿Por qué no estuve a tu lado cogiéndote la mano, sentada en una silla como hacías conmigo cuando más te necesitaba? ¡¿Por qué no te abracé y te empapé el camisón?! No estuve presente en ese momento y todavía me duele, pero ya te  he perdonado porque entiendo tus motivos; ahora comprendo que lo hiciste para  evitarme más dolor. Aunque nunca consigas que me desprenda del daño de ver tu cama vacía por no llegar  a tiempo, ahora sé que sabes cuánto te quiero.  
(… Tenías razón, todo ha cambiado tanto desde que te fuiste. ..)

No hay comentarios:

Publicar un comentario