martes, 20 de septiembre de 2011

Limpieza general

Por fin hago la desfragmentación que me hacía falta. Muchos archivos dispersos. Recopilo y acomodo los cambios en mi disco duro.. Es abundante la mierda que tengo que limpiar.  Respiro con calma.

Ingredientes: -Paño empapado en  lejía para borrar o al menos blanquear las manchas.
                             -Tiza (nunca más usar rotulador permanente).

Procedimiento:

" [...] -No puedo ser la madre de nadie
-Debo quitarme el peso de la gente
-Sería ideal una reducción de mi empatía a niveles dentro de la  normalidad
-Tengo que aprender a ser egoísta con los que lo merecen
-Mi amor incondicional  lo reservo a los que se lo han ganado
-Los libros: tengo que limpiarles el polvo a todos 
-Esta perra-flauta ya no escucha  palabras de cerdo-intérprete de conservatorio
-Pasar de  alergias psicosomáticas que sólo aparecen cuando están conmigo
-Evitar dormir en casas en las que crea que puedo sentir el impulso de irme de puntillas en medio de la noche
-Los conflictos están llenos de matices. No soy sólo yo el problema
-Aprender a ser un poco mala.
-Ser veraz y no ser infiel a mi autenticidad
-Nunca volver a escapar de mí
-Ser menos cariñosa en la cama para evitar confusiones (especialmente con las mujeres)
-Confiar en mí, quererme y ser leal conmigo misma
-Saber que voy a morir me ayudará a tomar decisiones
-Asumir mi no libertad  hará que me sienta libre
-Bajar los niveles de ingenuidad
-Mantenerme en la no-hipocresía
-Desprenderme de lo material e invertir en lo intangible
-Acabar las canciones a medias
-No malgastar el tiempo y emplearlo en las cosas que sé que me hacen sentir bien 
-Plantearme dejar de fumar  [...]"

sábado, 17 de septiembre de 2011

Reconciliación

Creo que me he vuelto a enamorar de ella. El pueblo me trae muchos recuerdos, buenos y malos, pero hoy nos hemos reconciliado. El mar por todas partes... Ahora están en calma: el mar y el pueblo (y yo con ellos). Se acabaron las vacaciones de la mayoría y ya no se escuchan gritos de niños por todos lados y  no huele a bronceador de coco.... Sólo el mar, el sonido de su choque con las piedras de mi L y el olor de la cerveza fresquita. La marea llena, el sol de frente, una ligerísima brisa... (no siento frío). Bajo por las rocas y me meto en el agua.
Me enamoré desde la primera vez que me hizo sentir así de bien. Hoy me ha devuelto esa sensación y mientras siga siendo así, no voy a ponerle los cuernos con otra.
Me encanta nadar, agotarme y luego permanecer flotando sin pensar. El agua me mece y me relajo como con nada ni nadie. Siempre intento sacar una pierna y mantenerla lo más estirada posible -mientras floto, digo-...(y lo hago desde pequeña aunque sea un poco raro).  Luego me vuelvo a relajar: el sol, el eco del fondo del mar, la sal, el ligero roce del agua por las partes de mi cuerpo no sumergidas...y esa sensación tan placentera. Me gusta ir con  Lauro y hacer carreras de natación, o con Dani, o con los dos (aunque me vuelvan  un poco loca con sus fotos, sus historias y acabe achicharrada por culpa del aceite de mi querido amigo...). O sola.

(Si no existe, creo que hoy  he inventado el burlesque acuático... al menos, si no es ninguna novedad, he hecho reír a carcajadas a una señora mayor que nadaba con gorrito)