viernes, 25 de febrero de 2011

De-construcción

Algunas veces, cuando pienso en el señor pozo, aspiro a que la destrucción sea constructiva (como pasó con Las Vanguardias). Hoy he recuperado la esperanza: 


- Acción= Fondo del Pozo
- Efecto =Destrucción
- Reacción =Construcción

miércoles, 23 de febrero de 2011

Malas influencias

(SMS recibido que no voy a contestar): “¿Me tomas el pelo? Tengo un pedo terrible que podría aprovechar contigo…pero aquí estoy esperando… ¿Va a pasar algo? ¿Por qué te haces la loca?”

X es la mujer más impresionante que he conocido en mucho tiempo: “She’s got the look!”(Como dice la canción de Roxette).  Se da un aire con Edie Sedgwich (si aún viviera, de seguro hubiera sido la musa  preferida de Andy Warhol). Aunque es delgada, pequeña y de aspecto vulnerable, por  dentro tiene el ímpetu de pegar a quien se lo merece. Posee la fuerza de un hombre robusto y  la fragilidad  y dulzura de una hermosa y delicada mujer. Es aficionada a caminar sobre la cuerda floja y rozar el precipicio y en ese sentido se parece mucho a mí. Me vuelve loca. Es la mezcla perfecta de destrucción y construcción. Tiene esa actitud de dominación y superioridad que tanto me gusta y cuando estamos entre sábanas, acostumbramos a representar una especie de lucha: a veces se rinde ella,  a veces me rindo yo. Siempre me abandono completamente porque en nuestro enredo no existen los protocolos. Puedo  ser bestia o sumisa. Odio las rutinas, y con ella siempre es diferente… (Por eso me encanta). Jugamos a intercambiarnos los roles y los intercalamos una y otra vez (gatita delicada- toro picassiano, toro picassiano-gatita delicada).  Cada vez que la noto cerca empieza a formarse una tormenta en mi interior. X es casi corrosiva (igual que yo).

Creo que no me haces bien y por eso no te voy a dejar entrar en mi casa nunca más
(...aunque me quede sin tus orgasmos...
aunque te enfades y no me enseñes a montar en mi bici súper-star)

viernes, 11 de febrero de 2011

Escribo por ti

Sí. Escribo por ti.  Es mi manera de obedecerte aunque ya sea demasiado tarde. Pensé que eras la culpable de mi horrible segundo nombre, pero me he enterado hace poco de la historia. Aunque ya no estés, te estoy haciendo caso: escribo y  como fruta todos los días. Que sepas que he vuelto a hablar con mi hermano: fue  por  ti y sólo por ti por lo que lo hice y ahora hasta me llevo bien con él. Ojalá  pudieras vernos… De todos modos tú tranquila, en el fondo sé que lo sabes y que ahora sonríes conmigo. Nadie  puede imaginar cuánto echo de menos lanzarme sobre ti y mancharte el camisón de lágrimas. Eso sólo lo sabes tú.  A veces te hago llamadas perdidas desde mi móvil esperando que me llames. Echo de menos tu voz y  tus palmadas en mis pies…  Ahora no tengo coche y  veo casi todos los días tu ventana con vistas al mar,  ya sabes… la guagua… Ya no lloro y sé que estás orgullosa. Visito bastante  a  Nano (es una excusa para encontrarme contigo) y cuando lo hago, paso por delante de tu casa; si vieras el edificio…está tan cambiado. Siempre me paro  frente a la puerta y cierro los ojos. Imagino que voy a visitarte y que abro el armario de la cocina y que está lleno de golosinas. Las que más me gustan, las que me comprabas.  Miro hacia arriba y  te imagino asomada diciéndome adiós. Cuando salía de tu casa y  llegaba a la esquina  de la calle, miraba atrás y siempre siempre siempre a lo lejos, seguías ahí, moviendo tus brazos para despedirte con medio cuerpo fuera de la ventana. Por cierto, no he vuelto a ir al árbol, pero cada semana pienso en él, y  en ti. ¿Te acuerdas cuando mi madre me quitó el gato?, pensaste que iba a enfermar de la tristeza y no te despegaste de mí ni un solo segundo. Te recuerdo sentada en una silla al lado de mi cama obligándome a comer y dándome vasos de agua helada para cortar mi asfixia. Últimamente me está costando mucho levantarme de la cama, pero me tomo uno de esos vasos de agua casi congelada y entro en razón. Ojalá estuvieras ahora al lado de mi cama…

jueves, 10 de febrero de 2011

...

Perdóname por portarme mal cuando fuimos a visitar las ruinas de la casa en que naciste. Perdóname por haberte pegado, aunque fuera una niña todavía lo recuerdo. Perdóname por no subir contigo a lo más alto del volcán para  ver amanecer el día de año nuevo…
 Por favor, perdóname por no estar en casa el día que decidiste ir a visitarme, perdóname por ignorar el mensaje de tu hija (ya sabes, el pozo). ¡¿Por qué tuviste que coger frío por mi culpa?! Si al menos hubieras llegado a ver por dentro  mi casa nueva… Eso fue el detonante de tu ida y me siento culpable. Me enfadé contigo por no dejarme estar delante, me enfadé con todos porque te hicieron caso y me mandaron a casa, me enfadé conmigo por obedecerles como si fuera una  imbécil. ¿Por qué no estuve a tu lado cogiéndote la mano, sentada en una silla como hacías conmigo cuando más te necesitaba? ¡¿Por qué no te abracé y te empapé el camisón?! No estuve presente en ese momento y todavía me duele, pero ya te  he perdonado porque entiendo tus motivos; ahora comprendo que lo hiciste para  evitarme más dolor. Aunque nunca consigas que me desprenda del daño de ver tu cama vacía por no llegar  a tiempo, ahora sé que sabes cuánto te quiero.  
(… Tenías razón, todo ha cambiado tanto desde que te fuiste. ..)