sábado, 19 de marzo de 2011

Acción-efecto

 Creo que he causado en mi último intento de consolidación de un folla-amigo un efecto similar al que se produce cuando te tiran por encima una copa con rabia. Sí.  Le he lanzado salvajemente una copa por encima -con hielo y todo-  y ha salido corriendo. Lógico…Cuando alguien te arroja intencionadamente una copa a la cara, normalmente no lo esperas y la reacción casi siempre es inminente. Pongámonos en situación: Estás bailando en una discoteca, despreocupado/a, feliz. Escuchas la música y te mueves sin pensar en nada ni en nadie. Sólo la música, las luces incandescentes de la pista y tú. Sientes la brisa del aire acondicionado y es como si estuvieras en la orilla de una playa al amanecer  fumándote un cigarro y tomando una bebida caliente después de haber dormido 8 horas seguidas. Ese ligero y templado sol que empieza a despertar te hace entrar en calor y el tiempo se detiene un instante. Es  un regalo sólo para ti: el gigantesco círculo anaranjado te sostiene y te rodea con sus rayos… Además, el olor a mar…  En esa playa, el aire que inhalas con fuerza y  exhalas lentamente se pierde en el espacio y tu ansiedad, contenida en ese aliento, finalmente se marcha con el viento…
Estás en ese prodigioso minuto. Estás a punto de llegar al éxtasis, al clímax armónico entre tu cuerpo y el ritmo de los bajos de esa fabulosa canción que incluso podría ser tu preferida… y de repente… alguien con cara de mala hostia te estampa una copa de golpe en toda la cara.

 Existen dos posibilidades de reacción ante un acto de este tipo:

a) Acción-efecto-acción.  Coges a la persona que te empapó la cara y la ropa con esa bebida “x”-por ejemplo  Whisky- por la pechera, la empujas, le das un manotazo, le gritas, le tiras tu copa por encima …. (Vamos, haces algo verdaderamente significativo) porque esa persona, la lanzadora profesional de copas a la cara,  ha herido tu dignidad y por ello reaccionas de manera imperiosa, con fuerza, con agresividad   - incluso con violencia- y eso te reanima y reconforta.
 b) Acción-efecto-evasión. Te quedas paralizado/a, apartas tu pelo de la cara- si es que el líquido de esa copa te lo ha  mojado-, te arreglas la ropa, te recompones (incluso sonríes) y no haces absolutamente nada significativo. Huyes, escapas, desapareces, te sientas, sigues bailando como si nada hubiera pasado, te vas al baño, disimulas. No quieres que nadie vea en tus ojos la humillación o el miedo que has sentido.

(...Pues nada chico, tú te lo pierdes...)

jueves, 10 de marzo de 2011

Adicción al chocolate (entre otras cosas)

Me vengo a enterar por casualidad  que el chocolate -el de comer, claro- crea adicción ( y yo sin saberlo...). Se dice por ahí que tiene una sustancia del tipo de la teína, cafeína, nicotina, otras innombrables y  bla bla que bueno, como éstas, genera adicción. Chocoholismo lo denominan algunos. La otra noche, una de esas de auto-acorralamiento emocional en las que la necesidad de calma gúlica suicida me invade,  después de zamparme  casi una caja completa de barritas de muesli, de las que tienen un montón de chocolate y soñar al rato de engullir todo eso  con una tarrina de helado- de chocolate por supuesto-  y luego levantarme, vestirme y caminar sola por la noche más oscura para  ir a un 24 horas a comprarme un paquete de los grandes de malteser...., tengo que reconocer que SOY CHOCOHÓLICA (o como coño se diga). Chocoholismo.... ¡qué palabra tan fea!
Tras ese desmadre gastronómico, al  despertarme, el dolor de barriga era horroroso y la acidez me quemaba la garganta. Por ello, o por el aburrimiento, o por no reflexionar sobre otras cosas más profundas (síndrome de evasión de pensamientos obligatorios y engorrosos), le he estado dando vueltas a este concepto (con un doc de word:  "cap. 2. la web 2.0[...]", abierto al tiempo en mi maltratado portátil).
Se supone que desde un punto de vista etimológico significaría algo así como choco (de chocolate)+ holos(que significa todo, por resumir)+ ismo(doctrina, práctica...). Es decir, el chocolate para mí se supone que es una doctrina básica y vital, como un todo en mi vida (si Aristóteles se levantara de la tumba...). Bueno, pues mi plan de rescate personal para estos días es conseguir que la adicción  que me está destrozando el estómago, pase a ser de chocoholismo a choco- ismo, no sé si existe esta palabra y no tengo ganas de darle  más vueltas al tema, pero  en fin, igual dentro de mi ignorancia  puede que esté contribuyendo a la generación de una nueva corriente  cultural-gastronómica: EL CHOCO-ISMO.

lunes, 7 de marzo de 2011

¿Duplicidad de género?

(...El otro día me sentí un hombre... )

Daniela estaba preciosa sentada en el borde del sofá abrazada a sus  piernas ocultando su desnudez... (¡Si  la  había visto desnuda muchas veces!) Me extrañó mucho su pudor; siempre se jactaba de ser una come hombres y de llevar la iniciativa, pero conmigo fue diferente. En realidad era su primera vez y estaba algo impactada (supongo).
Después de varios excesos tóxicos la llevé de la mano a mi habitación, la tumbé en la cama, cogí galletas de chocolate, agua, velas, cigarros, maría, lubricante de fresa… y cuando la vi más relajada empecé a jugar con su cuerpo.
-Tranquila, cualquier cosa que no te guste por tonta que te parezca me la dices ¿vale?.
Con Daniela tumbada en mi cama, desnuda, expectante y mirándome asustada, me sentí como en un examen, tenía que poner todo de mí  e ir con cautela. Daniela era  una pequeña gatita perdida y desconfiada  que yo debía convencer con mucho amor para poder cogerla; yo no tenía energías para andar rescatando gatos sin domar a esas horas… pero ella lo merecía. Fui silenciosa y dulce. Tuve  el  mayor tacto del mundo, no dije ninguna barbaridad de las mías,  fui muy  despacio, como jamás con nadie: lamí con suavidad sus manos, soplé, abrí sutilmente sus piernas, me posé sobre ella,  le acaricié el pelo, rocé lentamente su cuello, sus brazos, sus pechos, su cintura, sus muslos, su entrepierna… Seguí  lamiendo, soplando, mordisqueando con cuidado mucho tiempo, y así, poco  a poco, se abandonó dócilmente y confió en mí. Nunca me ha excitado tanto dar placer a alguien, la oía gemir y aunque no me tocara, sentía lo mismo que la hacía estremecer, pronunciaba mi nombre con embriaguez y su éxtasis me impulsaba a seguir experimentando y a seguir buscando rincones que pudieran llevarla más lejos. Me permitió ser brusca, me pidió más y más, nos enredamos, dimos vueltas por la cama, por el suelo, por la alfombra, nos mojamos todo el cuerpo, nos hicimos cosquillas, nos mordimos, llegamos a lo más profundo, nos hicimos daño,  nos reímos a carcajadas. Fue como un juego de dos niñas: yo fui la “niña  mayor”. No me  gusta  ser la intérprete de un solo papel pero Daniela valía la pena; con ella no me importaba. Se quedó dormida sobre mí con su cabeza entre mis pechos. 
Abrazada a esa mujer me sentí como en la piel de un hombre. No pude pegar ojo en lo que quedó de noche. Esa sensación, nueva para mí,  era chocante y confusa y me estuve quieta hasta que entró la luz: -Creo que soy un tío y lo vengo a descubrir ahora,  pensé.

martes, 1 de marzo de 2011

¿Placer vs Sufrimiento?


-La primera posibilidad, la más evidente y sencilla cuando reflexiono sobre la relación entre  placer y  sufrimiento es que no existe interconexión, vamos, que lo que existe, si es que existe algo, es una contrariedad absoluta entre ambos conceptos:
          Placer:   cuando tienes un orgasmo, de esos que te hacen convulsionar, el cuerpo se estremece. Sientes como la electricidad  te hace cosquillas y te recorre desde los dedos de los pies a la cabeza; es como un cortocircuito: el  ardor, que cada vez se hace más intenso, circula a toda velocidad  y en todas las direcciones; cada vez más rápido, cada vez más fuerte, hasta que finalmente explota, te derrumbas  y tu cuerpo deja de funcionar unos segundos. Tu mente deja de existir… sólo los restos de la electricidad, lo que queda de ti y una paz absoluta.
        En el extremo contrario se encuentra el sufrimiento (en teoría). El sufrimiento es el dolor más profundo que se puede llegar a sentir. Puede ser físico,  emocional  o ambas cosas a la vez.

-Otra opción a tener en cuenta (más retorcida y realista) es que algunas veces el placer y el sufrimiento no están tan separados como digo y  ese abismo teórico entre ellos, en la práctica se convierte en una estrecha línea que casi los une. Todo  depende del caso; aunque sea una  contradicción hay orgasmos que llegan a doler(a mí me ha pasado) y hay sufrimientos que llegan a gustar a enganchar o lo que sea (también me ha pasado). Aunque me resulta algo  complejo y difícil de describir, creo que la clave de la relación  placer-sufrimiento se encuentra en las intensidades de uno y de otro.  Como alguien dijo: “todo lo sólido se desvanece en el aire”. ¿Y cómo se va a desvanecer lo tangible en la inmaterialidad?: Mmmmmmmm.... ocurre en ocasiones...


  ¿Entonces es posible sentir placer + sufrimiento?: Pues sí: en ocasiones incluso puede existir una absoluta  interconexión entre  placer y  sufrimiento ( no hablo de masoquismo) y ambos conceptos pasan de estar en lados opuestos a fusionarse. En  momentos demasiado duros como para explicarlos, y  a pesar de la intensidad del dolor, se pueden experimentar placeres instantáneos. Cuando uno llega a estados límite aprende; vaya si se aprende… Te das cuenta de que existe un minúsculo  hilo transparente que separa la vida de la muerte: muy pequeño, pequeñísimo (y esto me lo sé muy pero que muy bien....) Cuando tomas conciencia y asimilas que has superado una situación verdaderamente extrema, dejan de preocuparte cosas que antes te enloquecían. Subes un pequeño peldaño en la comprensión del sentido de la vida y a partir de ahí, te acostumbras a rebuscar  lo bueno dentro de lo malo por escondido que esté. (...Dogma a tener en cuenta).




(….Echo de menos tu sabiduría  en la silla junto a  mi cama…ahora tengo que darle más vueltas al coco para resolver las incógnitas y superar el miedo)